El molino del tío Justo
Junto al Castro se rehabilitó el viejo molino que, hasta mediados del siglo XX, estuvo realizando una importante función social y económica moliendo el trigo, centeno y cebada producido en la villa. Para retener y encauzar el agua construyeron una pesquera que ahora se utiliza como puente de acceso al castro. Se supone que la fecha de estas construcciones pudiera ser el siglo XV ó XVI.
La rehabilitación del molino del tío Justo permite conocer las técnicas empleadas tradicionalmente en el tratamiento del trigo. Un proceso completamente artesanal y obra de ingeniería a la vez. Su reconstrucción y musealización, así como la rehabilitación de la pesquera y la construcción del mirador de Pocito Manzano datan del año 2005, obras que se completaron con varios indicadores y paneles interpretativos del molino, la flora, la fauna y el paisaje de la zona.
El molino es de tipo hidráulico de eje vertical, y originariamente contaba con dos máquinas de molienda que eran accionadas por la fuerza del agua retenida en la pesquera y guiada por una canaleta a cada uno de los rodeznos que la transmitían mediante un eje vertical a la rueda volandera que al girar se encargaba de moler el grano. La maquinaria con la que cuenta actualmente consta de dos molinos, uno antiguo que simula la maquinaria original, y otro nuevo y listo para funcionar.
En el interior del molino se muestran una serie de paneles explicativos que complementan la visita, así como varios accesorios utilizados en el proceso de la molienda y el “acarreo” del grano.
El trigo es uno de los primeros vegetales cultivados y durante muchos siglos fue el principal alimento de Europa, de ahí su importante papel cultural y simbólico en nuestra sociedad. Su cultivo es tan antiguo que hay especies animales que sólo viven cerca de él o de sus derivados. EL ejemplo más claro es el gorrión común o el ratón casero, pero también algunos de sus cazadores como la lechuza blanca. Parece que fue en Egipto donde se empezó a fermentar la harina para obtener pan. Pan y alimento se nombraban igual en la antigüedad griega y romana; ambas civilizaciones dependían mucho del trigo y conquistaban nuevos territorios en función de la producción de este cereal.